Estamos a mitad de año: es momento de planificar tu remodelación si quieres tu casa lista para las fiestas

Junio marca un punto clave en el calendario: estamos a mitad de año. Y si te has planteado hacer una remodelación en casa para disfrutar de un espacio renovado en las próximas fiestas decembrinas, este es el momento ideal para empezar a planificar. Como arquitecta e interiorista con 23 años de experiencia en remodelaciones —desde la obra civil hasta el amueblado final— te puedo asegurar que una transformación exitosa se logra con tiempo, orden y profesionales adecuados.

¿Por qué empezar ahora?

Una remodelación, por pequeña que parezca, es un proceso que implica múltiples fases: planeación, diseño, permisos (si aplica), selección de contratistas, ejecución, supervisión, ajustes y, finalmente, entrega. Y aunque cada proyecto es diferente, hay algo que todos comparten: siempre hay imprevistos.

Es importante entender esto desde el principio. Una remodelación no es una línea recta. Surgen detalles, ajustes, decisiones de último minuto… Por eso, si tu objetivo es tener tu casa lista para noviembre o diciembre, necesitas comenzar hoy.

Transformamos por completo esta fachada, respetando la estructura original pero dándole nueva vida con materiales actuales, una paleta más cálida y proporciones más armoniosas. En el proceso se corrigieron detalles constructivos, se mejoró la iluminación exterior y se integraron elementos que realzan el carácter del hogar. Una renovación que no solo mejora la estética, sino también la funcionalidad y el valor de la propiedad.

Paso a paso para una remodelación bien planificada

1. Define los objetivos del proyecto

Antes de entrar en presupuestos o materiales, hay que tener muy claro qué se quiere lograr. ¿Actualizar la cocina? ¿Abrir espacios? ¿Rehacer baños? ¿Modernizar acabados? ¿Renovar muebles? Entre más claro esté el objetivo, más eficaz será la propuesta de diseño y más fácil será respetar el presupuesto.

2. Presupuesto realista (y con colchón)

Muchas veces el presupuesto inicial cambia. A veces es por ajustes durante la obra, otras por imprevistos, o porque durante el proceso descubrimos oportunidades de mejorar. Por eso, siempre recomiendo trabajar con un presupuesto base y un margen de contingencia del 10% al 20%. Esto te permite tomar decisiones con mayor libertad y sin sorpresas financieras desagradables.

3. Viabilidad técnica y legal

No todo lo que imaginamos puede ejecutarse tal cual. Las condiciones estructurales, instalaciones existentes o normativas locales pueden limitar o requerir adaptaciones. Aquí es donde entra la experiencia profesional: saber qué sí se puede, qué no y cómo resolverlo de manera funcional y segura.

4. Cronograma realista (no idealista)

Una buena planificación considera todos los tiempos: diseño, cotizaciones, compras, permisos, ejecución, acabados y montaje. Y sí, hay que contemplar retrasos. Porque una remodelación sin contratiempos es una excepción, no la regla. Pero con un cronograma sólido y seguimiento constante, esos contratiempos se minimizan.

5. Selección de contratistas y proveedores

Este paso es clave. Una remodelación es tan buena como el equipo que la ejecuta. Trabajar con profesionales responsables, con experiencia comprobada, marca la diferencia entre un proyecto fluido y uno lleno de tropiezos. Siempre sugiero revisar trabajos anteriores, pedir referencias y, sobre todo, valorar la comunicación y la claridad con la que explican procesos y tiempos.

¿Vale la pena? Sí. Pero hay que hacerlo bien.

Remodelar no es solo transformar un espacio. Es revalorizar tu hogar, mejorar tu calidad de vida y preparar el escenario perfecto para vivir momentos memorables. Y si lo haces con tiempo, con orden y de la mano de expertos, no solo tendrás una casa hermosa para las fiestas… tendrás una inversión bien hecha.

Así que, si estabas esperando una señal para comenzar, aquí está: es el momento.